Comentario
La aviación francesa no estaba preparada para la guerra, pero tal como se temían los alemanes lo hubiera estado con sólo un año más de tiempo, sobre todo por lo que se refiere a los aparatos de caza. Cuando se iniciaron las hostilidades Francia contaba con unos 2.000 aparatos de reconocimiento, caza y bombardeo, pero algunos eran tan obsoletos que no merecen el calificativo de aviones militares en esa contienda. La aviación de caza francesa que pueda merecer tal nombre estaba constituida por unos 600 aparatos útiles de las siguientes firmas y modelos: Morane-Saulnier MS-406, Potez 630, Bloch MB-152, Hanriot NC-600 y Dewoitine D-520.
Todos ellos, salvo el último, eran aparatos de comienzos de los años treinta, de buena calidad, en general, pero anticuados. El mejor de ellos eran el MS-406. Se contruyeron de éste 1.081 unidades, de las que unas 200 estaban en servicio al iniciarse las hostilidades. Alcanzaba la velocidad de 486 km./h, con un techo de servicio de 9.400 metros. Su autonomía era de 800 kilómetros y su armamento estaba compuesto por un cañón de 20 mm. y dos ametralladoras. Otro aparato interesante fue el bimotor Potez 630, del que se llegaron a fabricar 1.100 unidades. Francia tenía unos 200 en servicio cuando se inició la guerra. No era un aparato para medirse con los cazas alemanes: 370 km/h, aunque su armamento fuese más que mediano: 2 cañones de 20 mm y 1 ametralladora.
Prometedor fue el Bloch MB-152, caza ligero, con 525 km de velocidad punta, 600 kilómetros de autonomía y cuatro ametralladoras como armamento. No fue, sin embargo, competidor para el BF-109 que le aventajaba en velocidad, autonomía, solidez, manejabilidad, aceleración y armamento...
Tenía Francia en marcha la fabricación de un excelente caza, digno competidor de los BF-109 y los FW-190. Se trataba del Dewoitine D-520, un caza de nueva generación, cuyo primer prototipo voló por vez primera en otoño de 1938. 775 ejemplares salieron de las cadenas de montaje, pero los aprovecharon -como el resto de los aviones franceses- los alemanes y, sobre todo, sus aliados: cuando se inició la guerra Francia sólo tenía 50 en servicio. Este caza alcanzaba los 529 km./h. de velocidad a los 6.000 metros de altura; tenía un techo de servicio de 11.000 metros y una autonomía de 998 km. y su armamento estaba compuesto por un cañón de 20 mm. y cuatro ametralladoras. Hubiera podido ser el pánico de los Stukas alemanes, pero 50 aparatos son una cifra insignificante.
Y si obsoleta y escasa era la caza, peor era la aviación de bombardeo. Tenía ésta unos 300 aparatos de la segunda década de los años treinta, en su mayoría Bloch 131, deficiente bimotor que los alemanes prefirieron destruir a emplear cuando tuvieron ejemplares capturados en sus manos. Mucho mejor era el Lioré el Olivíer Leo 451, un robusto bimotor rápido (494 km/h), con autonomía de 2.300 kilómetros y buen armamento: 1 cañón de 20 mm y dos ametralladoras, además de capacidad para 2.000 kilos de bombas. Tenía Francia 222 aparatos el 10 de mayo de 1 940, pero sólo estaban en activo la mitad...